martes, 9 de abril de 2019

El hombre libre




No hay joya tan valiosa como la libertad del hombre viandante,
 el cuál con sus armas más notables: armonía, calma y acuerdo,
arroja pétalos de rosa al viento y danza sobre colinas de girasoles dorados.

Su voz se alza para exclamar al mundo ¡respeto!
Y su mano se levanta sobre otro para ofrecer un abrazo fraterno.

Cambia el proyectil por una revolución de amor,
Bomba, tanque, mosquetón;
para ser fundidos en monedas de valor,
para levantar a al carente,
para albergar al herido,
para proteger los vestigios,
para redimir la sangre de la memoria encarcelada.

Para propalar olivos balsámicos
e inundar la tierra en lechosas amapolas tersas.
Para liberar copiosas palomitas blancas,
que vuelen libres por doquier sea.


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