lunes, 30 de diciembre de 2019

Indoamericano



¿Qué será el destino?  ¿Acaso existe?
Naciste hace unos cuantos siglos y luego reposaste en las tierras fértiles Mesoamericanas
Resurgiste en América, eres copia de Tzilacatzin
Tus ojos mantienen el brillo de la guerra
Tus brazos son evidencia de la fuerza en la lid
Tus muslos fibrosos, señales de tu presencia temible
¿Cuántos extranjeros usurpadores se arrodillaron ante ti?

Eres un manojo de nubes espesas, amontonadas en la cima del Tlatelolco
Eres una voz áspera, como un estruendo, de noches túrbidas y embrolladas en el tiempo
Eres cabello grueso, negro, acaracolado, herencia de la mezcla de tus antepasados.

¿Cediste tu cuerpo a una princesa sefardí?
¿O a una con sangre marroquí?

Tienes la amalgama de un grupo variado
Una de las Américas, otra de la península de mis ancestros, invasores apartados
Tus ojos verdosos son el pantano oscuro del tiempo
Tu piel de moca una herencia de los soldados más sangrientos.

Tu rostro enojado es una cicatriz, legado de la muerte
Tu gente sacrificada en sangre, en humo ¡carentes!

Pero redimes con tu presencia entre los blancos
Aprendiste a inmiscuirte entre ellos
Adquiriste la lengua anglo como tuya
Y de la hispana te hiciste un regalo y la acomodaste a tus anhelos.

Eres como una ola de mar pacífico que avanza sin antipatía
Eres firme como un cimiento, eres tierra, eres fuego,
Eres todo América en tu corazón y en tus huesos.








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