Amor ¡Qué sabes tú! ¡Qué me has hecho!
si vieras cristalinas las lágrimas que rebotan en el
suelo tu ausencia
si supieras que en las noches los ojos cierro para
encontrarte férvido, impetuoso
y en las mañanas los abro para sentir tus brazos diamantinos,
tormentosos.
¡Cuánto daño me has hecho! amor
si vieras que en el silencio te pienso
y en el alboroto también te siento
si lanceta has sido en el núcleo del núcleo
y una herida soleada, ha marcado la sentencia
crepuscular
Amor, salí como huyendo del destino más absurdo
del que me cruzó con tus ojos de Atonal
y al igual que aquel príncipe guerrero
la lanza cayó en mi esencia
para no aliviar jamás.
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