En la cima de la montaña noble y diana
Sublime es el ego que envuelve el cuerpo anómalo
Excelso en aceites de perfumes afrodisíacos
Para caer rendido a tus suspiros impulsivos
Afines a los míos arrebatados.
Cuando las horas se han mudado a otra estrella
En un torrente de agua de catarata titán
Se encienden las luces de la cordura
Para deformar la existencia serena con el doliente
caos
Sangra la herida sangra
Después de una lluvia de luceros en una gélida noche
Sangra la herida sangra
Después de respirar del viento de tu boca roja
Sangra la herida sangra
Después de no encontrarme, ni encontrarte
Y perderme en la confusión, furiosa.
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